Alejandra Pizarnik

Extracto del quincuagésimo coloquio sobre Los Secretos de la Bilis realizado en los hoteles cuyos nombres empiezan con H. Conferencia dictada por Gudi Alen sobre EL AMOR EN LOS TIEMPOS DEL CÓLERA. Con lentes de contacto.

"Usted no se equivoca, usted. En realidad el mejor trabajo literario sobre el amor es la película Alien."
"Haceme el favor." exclamé incrédulo.
"Un ser que entra por la boca, lo deja a uno anestesiado, casi en coma, y luego le llena el pecho hasta estallar, no es otra cosa que una sutil metáfora sobre el amor."
La audiencia se rasgó las vestiduras, ¡estaban crípticos!
"Fíjense." dijo mientras dejaba brillante el palo. "En el primer film de la saga, esta criatura no es ni más ni menos que el octavo pasajero. Dejando en claro que el autor occidental propone un amor de pareja monogámico (de dos en dos). Puesto que la nave, de nombre Nostromo lleva solamente siete pasajeros, entonces falta un pasajero para completar el círculo vincular."
"¡Apague la máquina de decir NO!" respondió taciturno una vieja solterona de labios cerrados.
"El apellido de la protagonista es Ripley, quien aparece sin pareja en el primer film, y lidia una y otra y otra vez (como su apellido lo sugiere) con esta criatura que es... ¡ni más ni menos que el amor! Y atiendan los sucesivos finales de cada película: 1- Ripley a solas con la criatura, 2- Ripley con una niña (¿hija adoptiva?), un hombre sin capacidad de coito y la criatura, 3- Ripley abrazando a la criatura mientras se suicida, y al final, 4- una especie de clon de Ripley mechado con la criatura y los experimentos de los pibes que remiten claramente a la inseminación artificial y sus artificios."
"¡Vale cuatro!" le grité, seguro de que le quedaba un seis peyón.


"Toda la saga Alien trata sobre el amor y la maternidad, la dificultad de una mujer que compulsivamente repite su historia en la que lucha contra el amor, pero no deja de encontrarlo en todos los rincones del espacio sideral. ¿Me entiende? El apellido de la protagonista (Ripley) no es otra cosa que su propia condena hacia el ejercicio enfermizo de repetir."
"¡Me encantan estos conciábulos!" lapidó la pelirroja, mientras encendía una pipa de ojos y en simul cast quemaba la foto de Julián.