Virginia Woolf

A causa de que tanto calor no me deja disfrutar de mis actividades como quiero es que, sin pausa y sin prisa, voy a por el nuevo Rexona Men Xtra Cool, un antitransiprante de los de venerar en el día a día de los cultos. Así como te lo cuento, algunos instantes de mi suprema vida de entelequia me suceden en el área universitaria, en procedimientos que me ajetrean a lot, escribiendo en los blogs para mantener la cultura, corrigiendo las sandeces en los exámenes de las chicas, perfeccionando la artesanía de la docencia y aleccionando a las gentes en los Facebooks, Twitters y Eme Ese Enes con lo nuevo de la academia, lo clásico, lo oculto, lo crítico. Es entonces que en estas temporadas de canícula, mi sistema glandular desarrolla un artesanal sudor potente y belicoso, que solamente logro mantener a raya con el nuevo Rexona Men Xtra Cool. ¡Es tal cual! Mis colegas cultos que se iban retirando luego de una jornada de rompe y raja, ¡pegan la vuelta azorados al percibir que el clima todo de la habitación se vuelve tan fresco como los pavorosos submarinos nucleares rusos abandonados a su suerte en el Ártico o en el ático! ¡Es de biógrafo, no veas!
Inclusive las siervas que se allegan a colmar mis expectativas lúbricas con sus despampanantes cuerpos orondos de fervoroso deseo y desmedida lujuria, a veces se cansan de vocalizarme la suculenta katana carnal y se adecúan a posiciones de una mentirosa pasividad tradicional y austera, ansiando mi honesto desempeño pantagruélico con el hambre de mil cachalotes desnutridos, lo que me seduce a metamorfosearme en una eficiente factoría humana de forjar tu ranking de los cien mejores orgasmos de la semana. Claro está, ello me produce colateralmente una copiosa perspiración virulenta que troca las sábanas y la mixtura corpórea de ambos, en una voluptuosa burbuja babosa, brillante y muscularmente viva, que nos veja y deja empapados hasta la infinita consecución de los cardúmenes de polvos que nos estábamos echando. Ergo instantes después, cuando las deliciosas ninfas quedan apabulladas en un sopor de abismal goce y eficaz obediencia enmatecadas en mi candoroso lecho de masacre hedonista, aprovecho el nuevo Rexona Men Xtra Cool para retornar mis aromas a unas maravillosas melodías donde la frescura coadyuva simpáticamente con el sobrio fragor de una serenidad olfativa tan superficial como encomiable.
Con camaradas, con las minitas, cuando remontamos alegremente los cerros de nuestro país enfundados en un bonito calzado deportivo protector, y zigzagueamos las sendas rocosas munidos con textos de Eduaro Galeano, solemos ser fácil presa de unas repugnantes exudaciones que logran embeber nuestros ropajes infectando el medio con una ponzoñosa pestilencia peripatética que fulmina toda esperanza de continuar con la socialización macanuda que traíamos otrora. De inmediato el nuevo Rexona Men Xtra Cool que yo empleo con harta mesura, convierte la inmunda orgía de nauseabunda fetidez en una justa celebración de la armonía humana (culta) y nos deja lubricados en una fragancia que raya en la gallardía de sabernos aptos para desempeñarnos con la lozanía y frescura que el colectivo socio-comunitario nos demanda, por la sencilla razón de ser hijos de un mundo de diferentes efluvios. Sobre todo el tuyo. ¿El mío?, el nuevo Rexona Men Xtra Cool.