"Haz de tus ojos lo que quieras, pero de tu camino una carretera", eso es lo que reza el dicho popular. Pero nunca nos hemos preguntado qué significa. En las tardes de domingo, cuando el sol se va ocultando y no hay pat. Perdón. Pat. Y es claro, muchas son las desventajas y ninguna ventaja. Tantas veces hemos visto esto, mirá: Ellas van de shopping y nada les incomoda. Ellos van de corbata y nada les importuna. ¿Murió Versace? Y nada. ¿Murió Van Damme? Y nada. ¿Murió Liz Taylor? Y nada. ¡Es un pez, muchachos, por favor! ¡Nada y nada!
Nos acostamos juntos nos levantamos separados. ¿Escuchan música sefaradí? ¡Felicitaciones! ¡A mí qué me importa! ¿Escuchan rock de UK? ¡Al cuerno con ellos y sus intenciones!
Y en mi opinión, "Alfonsina y el mar" es una bellísima, excelentísima y cadenciosa frase. Ah, estoy extasiado lunes, miércoles y viernes yendo a La Cigale. Es carísima, señoras, ¡pero me hago sentir vivo! ¿Qué sucede si tengo un resultado positivo en la tinción del pap? ¡Gudi Alen!
Miro el informativo y ¿qué veo? ¡Relajo! ¡Sí, relajo! ¡Relajo! Sí, sí, sí, ¡RE-LA-JO! ¿Murió Menem? ¡Todo por la barandilla! ¿Murió Guy Ritchie? ¡Que se vayan a freir espárragos!
En cambio voy a La Cigale y ah, todo pasa y todo queda, pero la frase "Alfonsina y el mar" es como sudor de ángeles, campanillas del final de la garganta profunda, fumar la paz sin filtro, como hacía David García, que héroe, ¡qué plan majestuoso, chiquilines!
Y sin embargo: ¡qué héroe, que plan majestuoso!