Carlos Sabat Ercasty

El maní es mentira. Sabemos desde hace años que sumirse en la ignorancia, dejarse sepultar por el afable desconocimiento rancio y sumiso de la montada (sí, pobres), nos arroja en la llanura del autodesprecio y la gasa. Pero debemos llamar a las cosas por su nombre: El maní es mentira.
Pongamos un ejemplo: vamos a un resto pub, tomamos unos drinks en compañía de algunos discípulos, comemos algo de maní, conocemos a una perrita tierna y llamativa, nos acercamos de maneras cultas y procedentes, introducimos la mano en la parte trasera de su pantalón, entre la sutil tanga y la cálida carne de la baja espalda, seguimos hacia abajo, comenzamos a sentir el frío tierno de las nalgas, continuamos el camino y vamos profundamente hasta la cálida, húmeda y acogedora vulva, que nos espera ansiosa para volcarnos su dominio todo. Allí sentimos que la joven zorra sencillamente tiembla, apoyándose en nuestro culto cuerpo, juntando las piernas y levantando el talón del pie izquierdo, encaramándose, de abierta boca y ojos cerrados, en simplemente nuestro inexorable y mimosón dedo. Tiembla como vemos temblar a los canes cachorrillos apenas ven a sus nóveles dueños: fragilidad terrorífica y exuberante emoción salobre... ¿Y qué? ¡EL MANÍ ES MENTIRA!


Once millones no son lo mismo (u ocho). ¿Nos dejamos engañar por un grupo de menguantes períodos de sobria lectura de una calamidad tras otra? ¿La influencia de la masiva delicia o electroencefalograma, la literatura, el Facebook, la mancha, de cuyo nombre no quiero acobardarme? ¿Es tu madre una alta costura? El maní, y evalúen que insista, es mentira. Mentira. Mentira la cáscara, el sabor, el fruto seco todo, el olor y aroma, el candor y soma, el color y broma, el tambor y el dos de copas. Es, el maní, mentira. MEN (como hombres en inglés) TI (como en "te la voy a introducir a ti") RA (como abreviatura del elemento químico radio).
Sea como fuese, maquinar el resultado de la operación redunda en un enjambre (y escuchen lo que pasa en sus casas ahora) de cocteleras. Una manera de mostrar lo que la enfermiza "zumba que te zumba, te doy de todo para que grites ¡RUMBA!" ha apoyado el parlamento freudiano. ¡Qué ganar de mano! ¡Qué osado y lozano! Martes. Fijate.