Marqués de Sade

Pulgas. Oprobios y lapislázuli. ¿Dónde, en los corrillos de la literatura latinoamericana, se ha permitido la comparación entre autores cultos? ¡Está de más! Es agradable, es necesario para matar el tiempo de la abstinencia y suma otro porotito en la alberca de la vida académica culta. Digamos por ejemplo que ¡es obligatorio comparar! ¿Es mejor Jorge Amado o Roberto Bolaño? En prosa, ritmo, categoría, prestancia, eficacia verbal y vida interesante. ¡Me siento frente a la cosa y comparo las vidas de los demás! ¡Orgullo! Y responderemos: fue mejor Bob Marley. Sin dudas Bob tiene mucho mejor puntaje culto que los demás en este sabroso portal de "comparando por un año". ¡Que las artes compitan y los artistas igualmente! ¡Igual mente!


En primer lugar, era negro. Ya eso es un gol de arco a arco. ¿Cuántos escritores negros se te vienen a la cabeza? Tic, tac, tic, tac, tic, tac, tic, tac, tic, tac, tic, tac, tic, tac, tic, tac, tic, tac, punto. ¡Santo Grial! Y no es porque en Uruguay seamos racistas, ¡ah no! ¡Si somos librepensadores! ¡Y cuanto más estudio menos racista soy! ¡Soy una máquina de solidaridad! ¿O no te cruzaste en la facu con los afrodescendientes? ¿No? Debe ser casualidad y hablemos mejor de CUEVANA. ¡Bob tenía una cara de bueno preciosa, pobrecito! Jamás hubo de verse a Marley con cara de malo o de mala actitud, violencia doméstica, abuso infantil, hurtos, ajuste de cuentas, rapiñas o caprichosa baja de la edad de imputabilidad. ¡Todo lo contrario, canario! ¡Era buenazo! Aunque tenía ojitos de pillo, sino en vez de ser cool sería un vejiga. Lo cual nos sumerge en un tercer punto y gano de mano: cantaba re social, escribió a los pobres, en contra de los milicos, a favor de la mujer dolorida, jugaba al fútbol (¡qué canchero!) y fumaba cigarrillos de marihuana de la misma manera que el docente uruguayo consume arroz. ¡Un modelo a seguir imprimiendo remeras! ¿Quién no tiene un disco de Bob Marley en la casa y lo escucha al menos una vez por semana mientras lucha a brazo batido por los derechos de los destazados? ¿Y qué pasa en Balizas en esta época del baño? ¡Bueno fueras!

¿Qué libros?

Fernando Pessoa

Fernando Pessoa nace en Barbados, Antigua, Caracas, el dieciséis de mayo de 1922. De padre marinero y madre no, despierta rápidamente su amor por la literatura leyendo y publicando, a la tierna edad de ocho añitos, sus primeros best sellers infantiles: "Lobos devoran a personas con cataratas" y "Zorros devoran a personas con conjuntivitis". Ya en el colegio, Fer conoce y traba una finísima amistad con Pablo Neruda y Jorge Bucay, con quienes emprende un proyecto literario que desembocará en su más trascendental obra infantil: "Perros devoran a personas con miopía". El director del colegio llega a sorprender a Nando utilizando pirograbado en las piernas de una compañerita y decide mandarlo al Panóptico de Bentham, Harvard, donde se entrevista con el Dr. Enrique Tarigo que, fascinado por el potencial del muchacho, lo mantiene absorbiendo conocimiento hasta que cumple los dieciocho años. Trabajando lana, cuero, PVC, aluminio, bronce, cobre, asbesto y esterilla, Pessoa se interesa por los conflictos socio-económicos y dicha excrescencia comienza a impregnar su obra indefinidamente. Allí publica sus primeros ensayos en forma de poemas o novelas de caricaturas en cerámica y gana el primer premio del INJU por su controvertida "Los canes y las vistas" donde relata la vida de una excelentísima madre que prende espirales en cada sitio de la casa hasta tranquilizarse (una probable referencia a su madre o no). En 1991, tras la furia anarco-pop del grupo de los cinco, Fernando viaja a Portugal a conocer a sus padres y allí se entrevista con Linda Evans y María Antonieta de las Nieves (como La Chilindrina), quienes serían sus amores por el resto de la zafra. A ellas les dedicaría su primer libro de poesía: "Sarna para mis lentes" y a partir de allí trabajaría sin descanso en la fundación del Consistorio del Gay Saber y el Castillo de Greyskull con la colaboración de Max Horkheimer, Theodor W. Adorno, Herbert Marcuse, Friedrich Pollock, Erich Fromm, Diego Forlán y Jürgen Habermas.


Entre sus obras destacan mucho más mejor: "Ley SOPA: ¿nos vejan las ovejas?", "El Necronomicón Light", "Si sacamos los intermediarios tendremos hadas madrinas para todos" y "La sutil sustitución de tus ideas por una carpa de gitanos tranqui". A fines del sigo pasado, en un asado del laburo, Fernando le quiebra por accidente los brazos derechos a su amigos, Bertolt Brecht y Oliverio Girondo, y se ve obligado a exiliarse en un sitio desconocido, solo y con hambre y frío descomunales. Muere en 1988 a fuerza de suponer que el símbolo del arroba no iba a aparecer más en consideraciones estatales de género, Quito, Camino del Inca, Boulevard España y Boulevard Artigas, Editorial Santillana, Montecarlo Televisión, Canal Cuatro.

Charles Baudelaire

Cuando Safo De Lesbos me pidió prologar su libro Crisis y cambio en el Tacuarembó de hoy: ¿almejas vs mejillones? me sentí al mismo tiempo embelesado y desafiado, y tu madre bien?. Con Safo compartimos la vida desde muy pequeños aunque jamás nos conocimos, pero ella fue tenaz y yo, culto. Podría llenar metralletas hablando de lo que su esfuerzo físico constante la erigió una de las poetisas más influyentes del mercado de la abundancia, las almendras y las pipas tostadas y saladas, sin embargo prefiero guardar mis consideraciones a los capítulos de cada enmienda en este libro gorgeous (en inglés=gorgeous).

El primer capítulo, Una de cal y otra de arena: satisfacción y pinzas morsas de oriente, es una bomba de tiempo a los oídos del lector avezado. Extiende su tap tap tipi tape (como Zipi y Zape) lagarteando los preguntos sistemáticamente defenestrante y percudiendo las sábanas como culebrilla de estanque. Arroja, medita, cachonda y soberana, sobre las perplejidades del sistema bancario africano del siglo XII.

En el segundo capítulo, la actriz instala una doble atención a las estructuras literarias de fines de los años 1981 y 1987. Claramente el nombre es una guiñada a las dictaduras de latinoamérica y a Pablo Escobar: De como le tupí las guaridas a mis conejitas druidas. Allí Amanda atraviesa una casta imagen de paladares supurando materia y pétalos rozando las axilas de algunos alemanes que prefiero ni nombrar: prefiero ni nombrar, te dije.


El tercero, y a mi criterio, el más coyuntural de los cíclopes trashumantes que la secretaria ejecutiva manosea con su siempre inquieto facebook lacónico y (Die Reiven) tronchante manojo de partículas subatómicas en serio. Donde vea otra mina con calzas blancas me acabo es una aguda crítica sin pelos en la lengua a la caprichosa forma que tienen las aletas caudales de algunos peces y como se repite ipso facto en las cajas de caudales y en todo lo que el lector puede relacionar con besos negros, papel higiénico, inodoros, enemas, estreñimientos, sodomía, laxantes y otras nimiedades del carácter. Si pudiéramos resumir aquí el capítulo en dos palabras (que se puede) diríamos: planificación familiar y gel.

José Hernández

Alzo la vista (ya cumplí el objetivo de comenzar con la letra A el primer párrafo) y la veo: con hombros atrevidos y mirada cerúlea, andar musculoso y manos en forma de jade, una hermosa culona de candentes precisiones comienza a entrar desfachatada y sobriamente a la clase de filosofía. Logros hay muchos, tenazas por otra parte... Tuerzo la mano debajo del bolso y arrastro la marioneta hacia el fondo mismo del lánguido cigarro. Sube un humor blando como un quiste y ella (perdonen que adivine así) ojea los negativos en su mente sin verlos, aparentemente sin sentir mis manos en su cintura color brasilero. Le invitaría un chorizo, un chizito, una choza entera, mi tetera, las mantecas que aún no se han fabricado y el nuevo producto que saldrá al mercado cuando multiplique mis penes: un mikado. Pero la siento diferente, no entra sola, vienen sus amigas con ella. Mi voz suena desagradablemente cero cero siete cuando la miro. Y suspiro. Ni de miedo ni de migajas, solamente un manojo de virus bebiendo tequila a destajo por los costados del hocico sacudido.
De pronto y sin prever, la parvada humana sutura en silencio la explosión cerrada del aula magna. Preferiría no entrar en detalles... Ella convoca su lengua por la sed de unas arterias que ya no son mías luego del polvo seis. ¡Me encajas mentiras mientras suspiras! ¡Yegüita de supermercaditos! Cierran los libros, cortan los pasos, envuelven las manos en semen de chanchos. Y pasteurizan todas aquellas cosas que la crisis del dos mil dos no nos ha entregado...
Me retiro derretido. El sonido de la hache en los anglosajones. La puerta de la clase siempre estuviste abierta, madre. Gracias, muchísimas gracias. Hoy y siembre.

César Vallejo


¡Buenos días impostores! Mis sábanas están sucias de leche. Cuando vengas podés poner la cara y olerlas mientras te cojo por el culo. Pero ¡atención y sin miedo!, han sabido decir que el culo no fue hecho para ser penetrado. De la misma manera que los dedos no fueron hechos para usar anillo, las orejas no fueron hechas para apoyar los lentes, la vulva no fue hecha para ser lamida, los pies no fueron hechos para usar medias, el pelo no fue hecho para ser recogido, la nuca no fue hecha para ser olida, las manos no fueron hechas para aplaudir, los dientes no fueron hechos para morder el filtro del cigarrillo, la nariz no fue hecha para apoyar los lentes, el hombro izquierdo no fue hecho para colgar el bolso, el derecho menos, los pulmones no fueron hechos para meterles el humo de la marihuana, los labios no fueron hechos para chupar la lapicera, el pecho no fue hecho para ser acariciado, la espalda no fue hecha para ser tatuada, arañada menos, mordida ni hablar, la lengua no fue hecha para penetrar el ano, las manos no fueron hechas para manejar una camioneta Fiat Fiorino blanca impecable del 2007, el estómago no fue hecho para procesar pastillas, los jugos gástricos no fueron hechos para atacar chicle, la boca no fue hecha para comentar Avatar en 3D, el semen no fue hecho para derramarse en la cara, en las tetas menos, en las nalgas ni hablar, en las sábanas imaginate. ¡Buenos días impostores!



Bar Jalta by Byetone on Grooveshark



Horacio Quiroga

Antes de hacerle daño a una persona, agarra un papel y estrújalo con ganas, aversión, enemistad, animadversión, rencor, tirria, animosidad, antipatía, odio y rabia. ¿Ya lo has hecho? Entonces vuelve a dejarlo como antes. ¿Verdad que no puedes? ¿Sabes por qué? Porque las personas son como los papeles, si quieres hacerles daño sin deformarlos, tienes que ponerlos en el piso y pararte encima. ¿Se deforman? Y de este porcentaje de alumnas que viene bien escudriñarlas por el costado de la remera de manga estrecha era la noche como para verter los besos en otra oportunidad que hemos tenido que ir por ahí diciendo que tu asado estaba crudo pero era tan mantecoso como la vitrina elegida por los más acérrimos contadores de la UTE que estaban legitimados desde una práctica de lo habitual invisible. ¿O es que sigues pensando en libros y autores? ¡Claro que sí, nena! ¡Te gusta todo lo que sea colmena! ¡Eres invariable y pareces serena! Te sientes vacía cuando todo lo que te rodea te llena, y no lo notas porque te entra como condena por donde ya no sientes pena. Y te comes todas las letras como cena... ¡Porque dejar de creer te resulta faena!


¿Y a quién desvistes entonces? ¿A las lágrimas de los feroces lobos de la revolución? ¿Zapatos? ¿Universidades de lo extraordinario? ¿Light, radical, extremo, orgánico, simple, artesanal, crítico? ¿Cuántos megapíxeles, párrafos, golpes, extremidades, fotos de sangre? ¡Dejate de abducir! Total, que ya éramos antes de venir a parirnos y me vienes con tus lameculos preferido a hacerte entender lo que ya sabes por las suturas de tu bosque malherido, el que te sigue por los hombros y te desnuda en las noches para tocarte con los labios en tu sueño elegido: soy tan diferente como un pan comido. Y levantas el hacha y la dejas caer en la astilla, como si la fábrica James nunca hubiera existido. ¡Sigue subiendo tus fotitos, perra dulzona! ¡Yo no te olvido!

Eduardo Galeano

Un niño tristón, una madre empeñada en sacarse la bala del seno derecho y un pastor alemán devorado por una cajilla de refrescos, son los personajes de esta tierna historia que Bob Kane nos trae en esta simpática comedia de enredos típica de las pantallas de porcelanato.

Ambientada en la Europa del norte de los años 70s, la historia comienza cuando el niño (Aquaman) toma en sus riendas el control del Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP) y decide irse de la frontera con la guantera de la pick up llena de dolores falsos. Guiado por las luces de las estrellas que le meten las guampas en la primera de cambio, rápidamente se nos constituye en un personaje entrañable y valoraremos un poquito las ganas de sentarlo en la (hoy pasé la aspiradora) guasca.

La madre (Julianne Moore) es una adicta a (pero no es la madre del niño, es la madre de otro niño diverso del primero) las galletas de arroz de La Mallorquina integrales y con cereales. Ante la situación insostenible que narro, cae en la cuenta de que en su baño no hay papeleras de esas acondicionadas para tirar los paños higiénicos femeninos y sale en busca del Vellocino de Oro y otras nupcias. Al quedarse entumecida por un orgasmo que le lleva dos días de ventaja, cae en el mismo almacén y provicentro que el niño y traban enseguida una amistad de rompe y raja. Juntos coserán camisetas de felpa hasta que conocen a un seductor anciano de brazos tatuados a cal y a martillo (suena música de TRAVIS) que les introduce al mundillo de la Cortisona y les destapa las metafóricas agallas de la realidad.

Si bien el enfoque melodramático ajusta con agudeza la velocidad sonora del impacto que la pantalla grande acusa, el descanso (mantenido por las risas de una mujer recién bañada y con un delicioso aroma en la nuca) nos permite agolpar, una vez más, este subversivo largometraje arachán. Filmado totalmente en los alrededores de la cámara, el film nos braguetea la intensa novedad de una vida de frescura y pavor alucinantes, doblegando el coraje de sentirnos, por momentos, un caracol que fuma Puerto Rico mientras toma mate y masca chicle (salvaste el oral, contale a mamá). Obviamente destacables las perfomances de Mario Copetti, sale por lana y vuelve transpirado, y no he parado de comerme las uñas y tengo un gusto a jabón que ni te hacés una (la menor) idea.


Título original: La sierrita de arriba del cuchillo de la dictadura.
Título en español: Señal de ajuste.
Duración: ininterrumpida.
Dirección: J. K. Rowling
Protagonistas: Fausto (Pikachu).
Tiraje: cien mil ejemplares (a confirmar).
Maquillaje: la que hace todos los maquillajes en el canal diez desde hace añares.

Arthur Rimbaud

Conciente de todo esto, empero disiento o al menos me tomo la libertad. Tus planes han sabido escalfar mi chocolate en una sedición sin límites y uniendo los cabos disueltos. Y buscas en el diccionario a cada rato, te puedo ver y te siento calmarme. Allí, un microscópico cohete se escapa de tu culo urdiendo un plan. Más y mejor y más a mi favor. Porque en la punta misma de esa ventana se encarama un cisne y un pensamiento. Éste último es una fragata que maneja deportivamente por toda la semana Santa y mi bacalao con tus garbanzos. Otro cohete. Otro más, y transpiro con la boca abierta, indecente. Puta fatal. ¡Ya lo sabíamos! ¡Qué estilo! ¿Qué aprendemos? Total...
Aporta, eso es seguro. Hay una tonelada de eventos ahí afuera que se comen las raíces no teñidas. Si el nuevo Papa es la muerte de Chávez o estamos mirando fijamente el interior de la heladera hasta que el frío del piso chupa los pies descalzos en un tobogán infeccioso y pútrido de alegrías infinitesimales, como agujas y como al mediodía, en una bandejita de espumaplast sin valor, ni siquiera alcanzando la mínima dignidad para soportar encima el almuerzo y lo que me llena. Como tu pena. Y aún no te has despertado.

A veces creo que eres un renacuajo con un orto delicioso. A veces creo que sos un eje.

Y allí va otro cohete.

Milan Kundera

 
¡Sí! ¡Es que ya llegamos! Estábamos Gudi Alen, Tainch y por supuesto YO usando la misma mirada para ambas cosas y de repente se me salió el tiro por el estremecimiento. Es que mañana, con estos nuevos adelantos, no hay que engordar más que lo necesario para estar bien. Manco o Menso o Moon, ahora ni me acuerdo. ¡Teléfono! 
 
-Pasá. (Tainch tiene una voz grave pero no es ningún pelotudo, leía Kant en el gimnasio)
Hubo, en ese entonces, un sentido del humor hipocrático. Yo me resbalé tanto a carcajadas cuando la confesaron... Y no bien me miró a los ojos que le propusimos irnos del baile, una taza y un plumero. Sacale la piel al pollo antes y luego.
-Chapultepec. -le dije. Y salieron los dos cantando la canción esa de "oye mi can to". Era la primera vez que los tres condenábamos a esas señoras. ¡Qué estilo! Tainch guardó sus siete canutos mordidos de la suerte y bueno, es así.
 
Gudi dijo: -Pabellón nacional. ¡Qué piernas! ¡Uf! ¡Qué quimera! ¡Qué partido el de anoche, cinco a cero mamacita bomboncito grasocito, modosita intelectual, muñequita de satén, peluche de mis polainas, tetitas gorditas, corned beef, restregando inviolado la santa velada como el alguacil hasta que se me acurrucó en las hombreras de tela, cinco dientes y ocho libros publicados, escupía Fanta Naranja y yo somos amigovios de toda la vida. La niñez es tan hermosa que en cinco cartas no tengo ni un comodín... ¡Quitamelá! ¿Es esto Margara Shaw? Me encanta el cine. Nunca te entendimos pero tu amor es tan grande como una travesura adulta.
Les comento de las estadísticas que leímos esa mañanita, por ejemplo: 97,9 % de la joven que usa Olestars está para lamerla hasta que la iza Minelli. Y otros datos: Ojeras atenuadas 72 %, Bolsas desinchadas 78 %, Contorno de ojos descrispados 80 %. ¿Sigo?
 
-Compará precios. Comprame un concepto y será tuyo para siempre. ¿Deleuze? Ambos habían empezado a tocarse las rodillas. Opté por lo más seguro: Primperan. 

Alejandro Dumas

Ya que dejaste un pelo en el teclado te cuento. Ayer, cuando salimos de la facultad, me hice hombre. Por unos cuantos pesos le compré al hombre del puestito un libro versátil sobre una historia apasionante que terminé devorando a la noche como si fuera un recién llegado. Me emocionó casi. A la deriva, en un bote endeble y con escasas posibilidades de sobrevivir, un bebé de seis meses y una hiena quedan. La hiena, animal carroñero e insensible, representante de todo lo malo, lo instintivo y bestial, lo asquerosamente real. El bebé encarna la vulnerabilidad, lo magro y bobalicón, lo inerme y previo, la indefensión, la inutilidad y la inocencia. Juntos emprenden una travesía en la que pronto se dan cuenta de que su única probabilidad de sobrevivir es confiar el uno en el otro.

¿Cómo sé que la hiena se da cuenta? ¿Cómo sé que el bebé confía? ¿No estarán fingiendo? Mueren sepetecientos millones de personas por día, ¿y a mi me interesa la vida de un bebé en un bote tragado por el océano? Casi me emocioné. Sentí que compramos de todo, que todo tiene un valor y hay que hacerlo valer y que la forma de hacerlo valer, es comprándolo. Y no es consumismo, eh. No, porque ese ejemplar es inconsumible. Mi amiga la tarotista incluso dice que lo único que es, es comprable. Trata de hacerme entender que ni siquiera es legible. Yo intenté consumirlo, claro está, porque para eso nos hacemos dueños de las cosas y las gentes (no te rías que vos también decís "nuestros indios" y "mi mujer") pero me fue inconsumible. ¡Y eso que soy culto! ¡Y tengo muchísima capacidad de consumir porque lo aprendí en la facu llevando la mochi! Ojito que también aprendí a ser crítico y un as de todo lo socio-político. Y no compro cosas por comprarlas, compro porque las necesito. Me emocioné casi.
¿Cómo sé que la hiena es insensible? Porque come carne de animales muertos. ¿Cómo sé que el bebé es inocente? Porque aún no se ha demostrado lo contrario. Andá a dormir.