Joaquín Torres García

Ahora cualquiera es crítico.
Entrega sugerente de una especie de diálogo entre claridades y sombras. Prima el discurso de las últimas transformando lo que podía ser una simple imagen lúdica pura, en caldo de cultivo para el más ominoso fetichismo: ropa interior a rayas negras y rojas. Otro verdadero hallazgo nos sugiere la existencia de un “falso” fondo que permite continuar la percepción de las piernas humanas sobre el plano. Todo enmarcado –ahora sí- sobre una esquina lila que retoma el diálogo con el “falso” fondo logrando efectos sorprendentes a partir de las sombras. La imagen invita a un reencuentro con “El origen del mundo”. Lo que se presentaba como “El origen” (unívoco) ahora se ha vuelto más confuso. Hay una multiplicación de las entradas y por ende de las salidas. No todas funcionan, no todas son reales, no todas son placenteras. Ya no hay espacio para penetrar, existen fronteras que perturban la percepción del deseo. Los índices, por más coloridos y luminosos que sean, llevan al roce húmedo de la fría lycra (himen moderno). Algo se ha perdido para siempre. La pose de la modelo funciona como una invertida “maja vestida”. Tentación, goce y estética se dan un entusiasta abrazo en esta fantasía del siglo XXI. La clave está en un recorrido que admitió la fórmula kitsch, patentando grotescamente la animadversión a cierto tipo de remilgo prostibulario. Nunca como ahora vimos el sobar de una lente probablemente digital, sobre un espacio de aseo diario, que acabase toda fórmula geométrica aplicada por Euclides a alguno de sus efebos más sobresalientes.

La foto pertenece al blog de MURDERDOLL



Texto publicado por GORNO