Rafael Alberti


¡Oh! ¡inundación! ¡inundación!,
cuando el calamar te mancha el delantal
¡Cuánto rubor! ¡que! ¡ruede! ¡por! ¡el! ¡mar! ¡tu! ¡caracola!
¿le vas a pedir a Luis Gonzaga de la marchanta
que te sacuda la red plateada?

Pero no ¡guarda! Que viene tu saltamonte ¡che!
por la vereda, sin señalero por la derecha.
¡qué cosecha! Lindo tesoro.
No sé. Palitos de pescado.
Explicádmelo. Quiero salmón bien dorado.

¡¡Tiburón!! ¡¡Ahí está!! Se la llevó
el tiburón, el tiburón en el agua
que has de prometer, déjala chorrear
No pares, sigue sigue. Ya está horneada.
Dejate de joder ¿¡que!? ¿¡palmó el mar!?

¡Shhh! que nadie lo sabe.
¡Ay! Venías tan blanca niña.
Y te enchastró el calamar.
No sé. Pizza con anchoa.
Reveládmelo. ¡a comer!



Publicado por Berenjena Voladora

Igual Berenjena vino acá, de rodillas, inflingiendo potestad de doncella y tronando los dientes con su "La Rama Dorada", no gano para disgustos. El embeleso, la audacia, el olor, la puerta sin burletes, la rótula en su líquido sinovial, sus cabellos lila, en fin, el embeleso, la audacia, el olor, la puerta sin burletes, la rótula en su líquido sinovial, sus cabellos lila, en fin, una mayonesa de primera. Sin huevo, sin aceite, sin jugo de limón: retoma (¿un tecito, un cafecito?) concepciones del neoclasicismo, prerromanticismo, búnker y chocolate con leche (semen, ojo!). El uso de la palabra "Shhh" demuestra a la vez las cuatro ignorancias litúrgicas de una intelectual urbana y las siete sapiencias de una diosa literaria sensible de las afueras de la ciudad, portando buenas tetas, un pene de fideos y un corazón de oro (o basto). Lindo haberlo sumergido para poderlo contar. Parque.