Gioconda Belli

Lennnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnto. Ah, qué lennnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnto. Sumamente engullime, Adelaida. Semen (esa ya la sabías, vos que venís de la maquiavélica runfla de traga leches). Nos entumeció el invierno las piernas eran soñadas por todos los pescadores y ella aulló en su malestar. Los barquitos de madera apuntaban hacia la playa y a la famosa esquina desierta de San Salvador. Nada de humo, nada de migas, nada de espaldas corroídas, nada de fallecimientos por excesivo candor o dolores intravenosos y músicas de rock. ¡Impregna! ¡Dése vuelta! ¡No sea tarde! En Chile.


No me escuchó. Ya no leo el hombre de la esquina rosada.
-Hoy menstrúo.
-¿Cómo has de estar tan pijama party? -pregunté sin mirarme. ¿Cosiste una manga y te creés tan popular? Eso no se lo dije, hubiera resultado del partido, lo estoy pensando ahora. Parecía Thom Yorke pero el que se limpia el culo cuando caga, no el tuerto que sufre mediáticamente (debiera el lector hacer la prueba de pronunciar, mientras lee, el espeluznante vocablo avión, estirando la ene abundante, corte que aviónnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnn).

Vaciaremos el cargador esa noche y comencé a desnudarme como un durazno malhablado, girando intermitentemente hacia referencias del post anterior a éste (minitas hechas de sopa de verdura). ¡Nada de ademanes en la clase, carajo! La silla se levantó solita. Cerró la puerta y se subió a los auriculares nuevos ¿podés creer? ¡Al marlo, putita mía! En Chile. Solapadamente, como un cuerno posterior a la infraestructura de Engels, Marx y la familia Benvenuto.

Me sirvió por horas. Mujeres enzimáticas con aroma a casa peyona. Acertando enfáticamente cada tilde en su posición privilegiada. Un hada madrina de la cebolla dulzona, la que ponemos al horno, ¡la que la mutualista te adjudique! ¡Papelitos! Los decibeles, creo recordar hoy con total autoestima, me salían varados en forma de espejo, chupando carretera como las ruedas de: ¿ es cierto que canto blues mientras cojo?, ¡qué disparate! ¡Milagro! ¡Ha nacido un milagro! En Chile.