
Se ve claramente en episodio uno de la guerra de las sintaxis, que la muchachita ama al glande mucho más que al pequeño. Muchísimo. ¡Es exagerado! Es el éxtasis y sin embargo es la adaptación (Jean Piaget).

Entonces, hacernos creer que era una cucaracha, un insecto, un cervatillo atrapado en la cornisa de la realidad burguesa no disimula su entonces ya roída por los peces canana. Diga el lector la palabra canana, pronúnciela. Lentamente. Canana. Canana. Canana.
¿Suena a queso, verdad, a pirañas, no es cierto? ¿Creen las pirañas en el apocalipsis...? O es comida para viejas rubias que andan en su auto japonés cero kilómetro, nenes de mamá y nenas de palpar. Queso de sándwich CALCAR.