John R. R. Tolkien

7 de enero de 1984. Colombia, un puerto innominado. Las olas arreciaban en favor de la guapa, que lindas curvas! ¿Cuántas veces la memoria nos juega a favor de las dictaduras latinoamericanas cuando se trata de cabecear el verdadero nombre ajeno a la codicia del propio espanto? ¿Ajena, dormida y esperanzada es la literatura a estas circunvalaciones del espíritu democrático? ¿Acaso no fue el propio Quijote de la Mancha quien sostuvo la bandera de la incertidumbre más allá del concepto de sujeto, la noción del esparadrapo móvil o la destellante invención cuasi incómoda de los laboratorios anales?
Si ayer nos enfrentábamos a una madre bien dotada, sin implantes ni sicomoros ni peligros de ningún modo, hoy nos vemos arrasados por salí de inmediato, terco! A dentelladas con los mariscos, a lápices por la rambla, a coparte el vaso y desbordarte como si hubieras nacido para ser grueso esperma o La Historia con mayúscula (tapate los tatuajes que yo igual adivino).

¿Y tú? ¿Puedes hacer algo al respecto? Usas tu nombre para identificarte con los del resto de date vuelta un minutito. ¿Puedes hacerlo? ¿Puedes forjar tu futuro en base a una doctrina de aplazamiento de huesos en clave de lucero del alba, luces que matan y miradas de acero cromado al vacío?
¿Honorarios la cabeza de la pija? Haces tanta falta en tu casa, duermes de noche, sales de día, viajas sin prisa, dormitas en la vacía soledad del sedentario que come, creces en el doblón de oro de los poseídos españoles, trabajas sin cesar, sin caer, sin tener claro que el futuro (resume dos padres nuestros) es una vejiga de luchas que estalla sin mantenerse en pie! Debemos atropellar al claustro manco! Derrapar la motoneta de la audacia intelectual, escaparnos, escabullirme sin limpiarte la boquita, aliento ácido y olor a almácigo! Ven! Déjame tocarme la palma del pulpo como si el mañana fuera el hoy del ayer, una mujer sin sobornos que crece en un campo sin desdicha... Tu hija, te la presento, saldrá conmigo, compadre. Y hoy... hoy puede ser ese gran día (cornisas hay muchas, miedos hay trece, panqueques!).