Sergio Altesor

¿Se puede engañar la conciencia salteándose los procesos de emancipación del guanaco efervescente y tímido de hule? Hasta ahora una sola víctima de la literatura (en términos de chaqueta) ha causado más seminarios y toneladas que la barbarie que nos teme: Aldous Leonard Huxley. No queda claro.

Déjenme:

"Parasitar era una voz indoeuropea pudiente, como el queso crema y otra sustancia. El tema de la calvicie enloquecía a Margarita. La hacía verse idónea al sexo y, al mismo tiempo, las drogas y el fruto de su vientre Jesús. La chispa encendió la camioneta Volkswagen como a pedir de boca, lo creas o ninguna otra.
Nunca esperamos que esa noche la galleta del emporio se tornara tersa y lúbrica como una metástasis y es por eso, y solamente por ello, que estas letras te dejo, Joaquina."

¿Acojonante, verdad?; Aldous vs Flores Silva; 1976-1976

Cuando, por eso hablamos de la incipiente y falsa confabulación zoomórfica del triste repudio a la verdad revelada, nos sacamos el sombrero ante quien ha guardado por todos estos años, no solamente la cámara Zenit y todo su peso (paréntesis vacío), sino los cositos de plástico que contenían los rollos. ¡Preciosos! ¿Y nos hablan de almendras en bocas de jóvenes? ¿Y nos hablan de ordenados cardúmenes? ¿Carla eras? ¿Ocarina tocabas? Me sé.