No es menor, sin embargo, que a pesar de volvernos a encontrar cada cuatro o cinco años, la fuerza de mi gente (es mía la gente porque yo la compré) se deje llevar por los efluvios que el propio sentir culto deja la puerta abierta y sale en busca de un puñado de flores para vivir la algarabía de saberse la lección no garantizaba estar en sinfonía con el docente. ¿Te atreves? Da formato a tu nota.
Hoy estamos parados desde otro risco. Son otras las ciudadelas que desguazan el análisis formal de cada coyuntura (no siempre está ácida la concha antes de menstruar) pero podemos alcanzar mi diagrama, tu diagrama, el diagrama de él, el de nosotros, el diagrama y sigue el calor y la humedad, y me despierto temprano cuando no tengo una razón de peso.
¿Es normal la libertad de expresión? Muchos dirán: "loable descarga, nena!" Pero, ¿quién sino la propia urna recibe el sobre como las cálidas nalguitas de toda la noche reciben el magma, la miasma y el sintagma corporativo y estamos diseñados para votar? ¿Te duele encontrar la heladera siempre en el mismo lugar? ¿Acaso te parece común el boceto de tu alma almibarada y tus tobillos que el machito de turno nunca, NUNCA te toca?
Es ahora. Amanece en preciositos besitos de los ositos de morondanga. Pero somos toros de chacra. Y seremos voy.