Alejo Carpentier


Has sido lo suficientemente fuerte como para bancar la derrota asumiendo que cuando nos fuimos no estoy por supuesto triste ni habrán de reconocerme en la multitud. (este es un necesariamente paréntesis donde explico que cada curva de fin de semana encima todo aquello que me has dado y lo vuelca convexa y latiendo por debajo de mis ancestrales costumbres perentorias) Lo que tú no sabías era que vos serás mi son danzante aunque opaques hasta recibos de sueldo que han llegado!

Esclavitud decidida en cinco partes:

  1. Ser vasoconstrictor continuamente, solapadamente (aunque nos mirarán si vamos en un ómnibus)
  2. Qué suerte que hace un mes te hiciste fan de QOTSA!
  3. Bautizar las mascotas domésticas como si de rangos militares se tratase. Un suponer: mi gato se llama coronel, mi perra se llama lugarteniente y mi tofu se llama Juan Díaz de Solís (con flecha y todo)
  4. No indagar sobre los porqués de que el FACEBOOK INTERNACIONAL censuró mi identidad y tuve que crear otra más esplendorosa.
  5. Al menos una vez al año preguntarse por qué las gentes relativizan tanto los gustos sexuales pero no los gastronómicos. Fijate tú en este diálogo maravillante que se repite conforme vas anhelando vida:
-¿Te gusta tragar semen?
-Depende de cuándo, con quién y cómo se dé.
-¿Te gustan los ravioles?
-Me encantan.

Seguro que las lógicas de las que sí solemos estar acostumbrate a que hoy voy a cocinar con los dedos subiendo y bajando húmedos en tus platos. Pero asómbrate! Hay (tu vello púbico es aroma tan terso que el mate quedará para mis luegos, querida pendeja desconocida) quienes aún entienden el concepto y se defienden perfecto!