¡Miniaturas de pescado! Como si los vendavales de otrora fueran a comprar la literatura en cinco tomos de fáciles eran las pruebas de antes que surgían detrás de (estoy hablando tuyo) las cogotudas enfermizas que dejaban sus lamparones de obsidiana brillando en el amanecer parco y sutilmente fútil de los diagramas que conseguiste en la feria de Tristán Narvaja: no se puede dirigir al ecuador si no hay antes otro silencio de ministros.
- Otros goleadores que acometen (ponete la mochila en la falda y mirá para afuera del ómnibus mientras trabajo).
- El clásico souvenir que viene de Francia medio en pelotas.
- Tu hermana que me
deseapero se desliza los dedos para aguantar toda tomografía computada que derrape en sus bicocas. - El siniestro Dr. Fanifani (una flor de loto suturada por la luz negra).
- Lo obtuso del camping que encierra los árboles para proteger la ecología de los naturales.
- Y por último, tu esquemático séquito paliducho que me rajo la cinta hasta deslomar al niño calentito: