Umberto Eco


Pie con pie y uñas consabidas, hemos surtido efecto en un lento asesinate a tu madre escaleras arriba de lo que llamarían "literaturas del fémur" en ablución al poeta que dejó mal colgado el teléfono en una de estas pelis de terror y un sinnúmero de macanas (orcas, aún veo las orcas, Nahuel, ¡y son demenciales!). Otra reseña y caigo por barandilla, pero ¿no has notado que, aunque vienen sin toboganes, traen las manos llenas de península? ¡A la mierda licuar el ajo! ¡Otro trago para todas, cancionero!

Levita y siete de copas, andar noruego y pestilente navaja, cortar lo sano por lo guampudo y la cítara enfocada al ¡oh! ¿no es tu matriarcado el que desdeñan los hijos de la república? ¿No mengua el acoso cuando las niñas lo pronuncian? ¿Nomenclatura es chabacanería de pordioseros del carácter, (los que mendigan bajo tu almohada uno de esos sueños donde yo estoy cerquita de la pared)? Y se afeita las axilas como una sirena almibarada, segura del siniestro y sabrosísimo damasco blanco que alberga (cuidado, noble) el inmundo y grueso carozo de un frigobar a puntas de pescado... Toda propuesta, por más que viaje a iracundas velocidades del pueblo unido, jamás será henchido de suturas que carcajean una escoliosis beoda e inconciente, una quinceañera borracha de tetas mojadas por la cárcel, los semanarios de finísima crítica y la nueva oferta del mercado blanco: las calificaciones.

treta, doce caños, SAMSUNG

¿Populares quizás las risas? ¡Pandemonio de salpicadores de lo chúcaro y familiar conocido por las polillas truhanes de la me callo! ¡Malcriados del cansino fandango y los Call Of Duty! Lo que Rodó denominaba "...y pero yo sé muy bien mijito que las persianas de claro tus costumbres socan mire agua turbia seguro a mis infinitesimales ecos...". La pregunta fue: ¿nos quedamos aguardando el cándido calostro terminal que cierre el milagroso plinto de la silenciosa derrota, o forjamos como monas las rechinantes cadenas del oprobio con la nieve celestial de otra primavera bajo su cuello?
¡Era de madrugada, semental! Agradezco entonces. Pero por favor. Y sí. Je.