Miguel de Unamuno

La ventaja de la cebada es que no tiene cafeína, nena. ¿Pero sabés cuántas palmeras hay que cortar para llenar una lata de palmitos? ¿Estás de acuerdo con el genocidio de palmeras aún a sabiendas que los seres vivos todos tenemos el derecho y algunos el izquierdo también? ¿Sabías que primero las plantan y luego las cortan y nunca es a la inversa? ¿Sabías que algunas palmeras tienen colgando bebés focas y delfines inocentes que se confunden con las redes de los pescadores malos de América Latina y El Caribe? ¿Sabías por qué se confunden con las redes? ¿Eh? ¿Sabés o no? ¡Dale! ¿Sabés cuántas plantas de lechuga hay que arrancar de la madre tierra para acompañar con ensalada un asado para seis personas adultas y con hambre de festejo, aunque la mayoría prefiera comer asado y la lechuga se la terminen metiendo en el fondo mismo de la cola? ¿Y cuántos kilos de uva se necesitan para hacer un litro de vino que acompañe un asado de tal calaña? No vivimos en un sitio que dé para alimentar las fantasías de tales de Mileto y otros recursos que ya usé. ¡No! Sino que evadimos constantemente el (te perdiste unos deditos mojaditos en tu cotorrita... ¡pá, mijita!) centrarnos en la verdadera razón de peso para manjares tenemos el postre helado de CRUFI que viene en el tupper negro. No vaya a decir alguno que es lo mejor que probó y que es un disparate increíble de sabor, aroma, color y hematoma, pero tiene sus lados ovalados y testeados en buena fe. Que hoy por hoy, dados los acantilados y ventiladas las jugadas, es bastante y te espero, mandame ese eme ese. U otro.