Nicanor Parra

Lo que está dándose el gusto de venir ha cedido ya el pesado mesmerismo a las hojas del palacio. Chorrean cándidas las enanitas babeando unas ventanas que la psiquiatra les teje de a poco, enderezándote la boca con unos dedos largos y blancos como el frígido empezar de nuevo cada vez hasta la médula. Y si la música que suena es esotérica, las palabras se las lleva el tierno, las aprieta y las conserva en la heladera del trabajo, oprimidas contra el fondo del centenario. ¡Pero hay alegría y encanto! ¡Leés para descansar, Gloria! ¿O creés que tu capacidad crítica te lleva de la nariz hacia los calmos estanques de la sinrazón coleccionable? ¿La revolución comienza por el desorden o el desorden comienza por la caparazón?

Alto. Compremos esas banderitas cuadriculadas en blanco y negro de la meta. ¿Qué es lo que está insinuando ese docente malpago embutido en categorías? No importa de qué fanfarrias hable, ¡siempre es la misma geografía! ¿Cómo es que vas a entenderlo si ni siquiera sos tuya como fuiste mía? ¡Corré a leer Mafalda si no querés ponerte al día!

Ni te preocupes. Seguro exagero. Ahora somos otras generaciones más avanzadas, más sutiles y despiertas, más de libros afamados y peinados en sencillo. Ingresando y egresando de los institutos con la mirada agradecida y la sonsera tibia, impolutos, intocables, estériles, estéticos, enseñaditos, fáciles, rápidos de teclear y repletos de imaginar, zurcidos por millones de puertos USB que diagraman el sopor de la intimación, pequeños diapasones marcando un cuatro cuarenta exacto, discapacitado, lisiado, el de siempre, el de todas las guitarras y xilofones del mundo cocido y siempre tejido por las estrellas de la radio de plástico, derretida lento encima de la quematuti o las redes de sotanas sociales. ¿Te fuiste para afuera el fin de semana largo? Porque tu voluntad es como un pene arrancado a fuerza de hastío y pobreza de espíritu, es como el sms número noventa o como la lucidez de un minuto, la que no alcanza, la que no sirve para nada y nada con la cabecita afuera del agua, madurando, sonriendo gozosa y dando un pasito más, un alguito más, dedicándonos los últimos pestañeos, los últimos tiempos, un poquito. Otro poco. Un poquitito más. Otro poquito más porque ¿total?, hoy es un día idéntico.

"Si lo puedes identificar, es porque es idéntico." Lionel Andrés Messi